Estudié Historia del Arte y trabajé como interiorista durante varios años. Con el tiempo, desencantada de un mundo que me resultaba frívolo y alejado de mis principales intereses, decidí poner un rumbo distinto y en 2009 hice un viaje en solitario por distintos países asiáticos. 

A la vuelta resolví formalizar mi vocación latente de psicóloga: me licencié en Londres, que es donde llevaba viviendo diez años, antes de mudarme a París para criar a mi hijo y dar a luz a mi hija.

Durante los años en París me formé como terapeuta EMDR y como Coach Internacional. De vuelta en Madrid, redondeé mis conocimientos con un máster en Terapia Humanista Integrativa.

Creo que el haber pasado por experiencias muy diversas y el haber vivido en distintos países me permite trabajar desde una visión muy amplia del ser humano. Me he movido en múltiples esferas, con gente de orígenes y creencias muy dispares. Entiendo a las personas como una combinación de circunstancias de distinto origen (genéticas, culturales, circunstanciales) que las conforman y las hacen únicas.

Para mí es un privilegio el poder asomarme a ellas y tratar de acompañarlas para que su paso por el mundo sea lo más sereno y placentero posible.